miércoles, 21 de noviembre de 2012

La corrección, mi pasión oculta (o no)

Esta semana me gustaría hablar sobre la corrección. Puede que, a simple vista, no tenga que ver con el mundo de la traducción, pero es uno de los pasos clave para una publicación de calidad.

Actualmente, en el proceso de corrección y revisión de mi primer trabajo de nivel público, me he dado cuenta de que corregir un texto entraña un trabajo lingüístico fascinante: recorta para decir lo mismo en pocas palabras, busca sinónimos, retuerce la oración... Ese trabajo, aparentemente sencillo puesto que es "en mi lengua nativa", es un baile lleno de palabras y tienes que emparejarlas para que el resultado sea una coreografía perfecta, ágil y delicada. Gracias a este proyecto, he descubierto mi pasión por llenar de detalles la escultura de arcilla que un escritor ha creado previamente.

Para aquellas personas que no véis en el camino de la traducción una luz al final del túnel, dejo caer que la revisión es una buena opción. Y para aquellas que no tienen nada que ver con el mundillo de los idiomas, el mensaje es: aunque un libro esté escrito de modo ágil y cercano, detrás de esa edición hay mucho más que escribir y pasar el corrector: hay un profesional de los idiomas amante de los detalles y de "las cosas bien dichas".

lunes, 12 de noviembre de 2012

El error del novato, una gran diana

Esta semana me gustaría aconsejar a aquellas personas que se acaben de licenciar en Traducción (por ser mi carrera) o en cualquiera quien quiera adquirir un poco más de prudencia.

Cuando me liciencié, empecé con la parte más básica de la búsqueda un trabajo: el envío de CVs a agencias y editoriales. Envié correos de presentación con mi documento adjunto a todas aquellas empresas que podrían interesarse en trabajar conmigo. Durante un tiempo no obtuve respuesta de ninguna, o me enviaban pruebas de traducción que, según la persona encargada, no superaba.

Por desgracia, en una de ellas (de la cual no diré el nombre) no sólo no me respondieron, sino que utilizaron los datos de mi CV para suplantarme y estafar a numerosos colegas de profesión. Estuve recibiendo durante meses correos de profesionales reclamándome el dinero, e incluso "me gané" un puesto de honor en el "Hall of Shame" de cierto portal de traducción. Evidentemente, me hice con toda la documentación que me dieron las víctimas y denuncié; gracias a eso y a la ayuda de otro traductor, este año se le ha detenido, tanto al suplantador como a su cómplice.

Mi consejo de esta semana, por lo tanto, es que contrastéis toda la información posible sobre las empresas a las que deséis mandar vuestra biografía laboral, porque si no os podría pasar como a mí. Que mi metedura de pata sirva de chaqueta para ayudar a los/las recién llegados/as a pasar por el charco de los delincuentes.