jueves, 20 de diciembre de 2012

Los pequeños encargos: pasitos pequeños para gran camino

Esta semana me gustaría remarcar la importancia de aceptar pequeños encargos a aquellos humanos que acaban de salir de la vida "fácil" de estudiante de Traducción e Interpretación al mundo real. Puede parecer un mundo competitivo (que lo es), pero no hay que desesperarse si no te llaman de ningún sitio porque seas un/a recién llegado/a. 

Un buen modo de adquirir experiencia es aceptar encargos pequeños o de voluntario. A mí me han ayudado mucho a conseguir un poco de rodaje, tanto en las traducciones como en las correcciones. Puede que no os paguen bien (o no os paguen si hacéis traducciones voluntarias), pero es una manera de acostumbrarse a este mundillo y construir el camino de nuestra trayectoria a base de pasitos pequeños que, quieras que no, ayudan a avanzar.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Los encargos online

Esta semana me gustaría hablar sobre los encargos que cualquier traductor recibe mediante correo electrónico y toda comunicación se lleva a cabo a través de la red. ¿Es seguro? Para nada. Como en todos los comentarios de mis entradas, hablo por experiencia.

Un día, antes de dar de baja mi perfil de un portal muy conocido de encargos de traducción, recibí un encargo de un cliente individual que me pedía traducir un apartado de un manual informático, en concreto de un programa. Me dio dos horas para traducir el texto y debía ser con el programa en cuestión. Como cualquier novata, deseosa por adquirir experiencia en uno de mis campos, acepté. Hice la traducción corriendo (casi literalmente) y se la envié. En el perfil de este cliente dejaba claro que él pagaba por Paypal, pero yo no recibí ningún correo de agradecimiento, ni de solicitud de nada para pagar. En resumen, dos horas perdidas.

Otro de mis grandes (y posiblemente obvios) consejos es pedir siempre un porcentaje por adelantado para que, si resulta que es de los clientes fugitivos, al menos tengas algo ganado, aparte de intentar mantener una conversación telefónica o presencial. Espero que os sirva de algo.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La corrección, mi pasión oculta (o no)

Esta semana me gustaría hablar sobre la corrección. Puede que, a simple vista, no tenga que ver con el mundo de la traducción, pero es uno de los pasos clave para una publicación de calidad.

Actualmente, en el proceso de corrección y revisión de mi primer trabajo de nivel público, me he dado cuenta de que corregir un texto entraña un trabajo lingüístico fascinante: recorta para decir lo mismo en pocas palabras, busca sinónimos, retuerce la oración... Ese trabajo, aparentemente sencillo puesto que es "en mi lengua nativa", es un baile lleno de palabras y tienes que emparejarlas para que el resultado sea una coreografía perfecta, ágil y delicada. Gracias a este proyecto, he descubierto mi pasión por llenar de detalles la escultura de arcilla que un escritor ha creado previamente.

Para aquellas personas que no véis en el camino de la traducción una luz al final del túnel, dejo caer que la revisión es una buena opción. Y para aquellas que no tienen nada que ver con el mundillo de los idiomas, el mensaje es: aunque un libro esté escrito de modo ágil y cercano, detrás de esa edición hay mucho más que escribir y pasar el corrector: hay un profesional de los idiomas amante de los detalles y de "las cosas bien dichas".

lunes, 12 de noviembre de 2012

El error del novato, una gran diana

Esta semana me gustaría aconsejar a aquellas personas que se acaben de licenciar en Traducción (por ser mi carrera) o en cualquiera quien quiera adquirir un poco más de prudencia.

Cuando me liciencié, empecé con la parte más básica de la búsqueda un trabajo: el envío de CVs a agencias y editoriales. Envié correos de presentación con mi documento adjunto a todas aquellas empresas que podrían interesarse en trabajar conmigo. Durante un tiempo no obtuve respuesta de ninguna, o me enviaban pruebas de traducción que, según la persona encargada, no superaba.

Por desgracia, en una de ellas (de la cual no diré el nombre) no sólo no me respondieron, sino que utilizaron los datos de mi CV para suplantarme y estafar a numerosos colegas de profesión. Estuve recibiendo durante meses correos de profesionales reclamándome el dinero, e incluso "me gané" un puesto de honor en el "Hall of Shame" de cierto portal de traducción. Evidentemente, me hice con toda la documentación que me dieron las víctimas y denuncié; gracias a eso y a la ayuda de otro traductor, este año se le ha detenido, tanto al suplantador como a su cómplice.

Mi consejo de esta semana, por lo tanto, es que contrastéis toda la información posible sobre las empresas a las que deséis mandar vuestra biografía laboral, porque si no os podría pasar como a mí. Que mi metedura de pata sirva de chaqueta para ayudar a los/las recién llegados/as a pasar por el charco de los delincuentes.

jueves, 25 de octubre de 2012

La interpretación: el reto del contrarreloj

En mi corta experiencia como traductora, sólo he trabajado como intérprete una vez. Fue en setiembre de 2009 y me llamaron a las nueve de la mañana de una agencia de traducción (cuyo nombre se ha resbalado casualmente de mi memoria) para cubrir una interpretación de enlace inglés-español, pues la persona que iba a ir les había fallado.


En aquel momento me embargó la ilusión de tener un trabajo relacionado con lo que había estudiado; había enviado muchísimos currículums a agencia y empresas, sin resultado alguno. Acepté, y fue cuando me dieron la primera sorpresa: era ese mismo día a las 11 del mediodía, en una dirección lejana y no me dieron tiempo a prepararme nada: sólo me dijeron que era una reunión.



En vista que apenas tenía tiempo, salí corriendo como pude. El resultado fue: una de las partes (que era la que yo representaba) llegó tarde y la reunión fue en una cafetería en donde no les dio tiempo a servirnos el café, pues el encuentro duró 20 minutos. Eso sí, el pago por parte de la agencia fue puntual y correcto.



La conclusión y el consejo que quiero dar a quien estas líneas y sea colega de profesión es que no pidáis encargos imposibles, aunque sea uno de los primeros que os ofrezcan cuando os hayáis licenciado. A veces no vale la pena correr por un hueso medio roído y esperar a que venga uno con un buen trozo de carne.

miércoles, 17 de octubre de 2012

La traducción inversa: esa gran desconocida (al menos para mí)

Contrariamente a lo que suele pasar con los estudiantes de traducción, empecé con mis pinitos de traductora en el 2009, con el encargo de un proyecto que en aquel entonces me pareció épico: una traducción inversa (en otras palabras, una traducción de español a inglés). Cuando empecé con este proyecto no me sentí capaz de hacerlo, pero sin esfuerzo no se llega a la cima de la montaña.

El resultado del proyecto fue muy positivo, y eso para una novata es algo que le otorga confianza. Unos pocos años más tarde, se me ofreció traducir una novela al inglés; eso ya era un encargo de otras dimensiones. De repente me di cuenta de que no podría conseguir un producto de buena calidad sin la ayuda de un corrector nativo; por ese motivo, recomendaría que, si alguna vez os atrevéis a traducir de vuestra lengua materna a otra, contratéis a un corrector de dicha lengua para que quede lo más natural posible. De esta manera, también colaboraréis a que un colega de profesión tenga un encargo, aunque sea de corrección.

Bienvenido/a a "Reflexiones de una traductora"


Quién soy y cómo he llegado hasta aquí

Bienvenidos/as a mi blog. Ésta es la sección en la cual escribiré mis reflexiones y experiencias en el mundo de la traducción.

Mi primera entrada es, por supuesto, mi presentación oficial. Aunque todavía no trabajo como autónoma a pesar de haberme licenciado en el año 2010, no me he quedado parada. He compaginado otros trabajos a jornada completa con encargo pequeñitos que, aunque no me dieron para vivir la bohemia vida de traductora, me han ayudado a adquirir experiencia tanto a la hora de trabajar como negociar (un punto muy importante que ya explicaré en otra entrada).

Mi sueño, por supuesto, es trabajar de lo que me gusta, pero granito a granito se hace una playa.