domingo, 6 de diciembre de 2015

El peor temor de la traducción y la escritura: el bloqueo

Seguro que os habéis hallado en la situación de que aceptáis un encargo y, en un momento dado, ya sea en la línea 5 o a 328, aparece una palabra o una expresión que no sabéis resolver y, por mucho que os esforzáis buscando en diccionarios o bases de datos, no sabéis resolverla. Y se os ocurren tres salidas: o la marcáis para intentar solventar el problema más tarde, os tomáis un respiro de 5 minutos o tiráis el ordenador por la ventana (la más tentadora de las tres en pleno ataque de ira).

La primera alternativa es viable siempre y cuando la raíz de nuestro bloqueo sólo aparezca una vez y no afecte al contexto del párrafo o quizá de la página entera. En esos casos acostumbro a investigar desde la lengua de origen. Consulto un diccionario de sinónimos y, a partir de ahí, voy tirando del hilo hasta hallar la más acertada. Este paso siempre hay que repasarlo de la forma más estricta posible para mantener la calidad de la traducción.

También puede ser que llevemos demasiado tiempo frente al ordenador y necesitemos un descanso; somos humanos al fin y al cabo. No me refiero a tomar el vermut de media mañana sino a pasar 10 minutos en una actividad que no requiera esfuerzo mental como dibujar o hacer estiramientos. Este tipo de ejercicios ayudan a vaciar la mente y a ver las cosas desde otra perspectiva.

Por supuesto, estas opciones las presento desde mi punta de vista personal, y siempre para evitar que lleguéis a la tercera fase de la frustración y tengáis que pasar por la tienda de electrónica a por un ordenador nuevo.

¡Feliz semana!