En todos los trabajos es esencial no quedarse atascado con lo que nos enseñan en la universidad, las academias o las escuelas; para crecer profesionalmente, hay que tener una mente inquieta y ampliar nuestra enciclopedia mental. El mundo de la traducción no es para menos; de hecho, en mi humilde opinión, es el pilar básico de un/a buen/a traductor/a.
La ciencia, la tecnología y la literatura avanzan constantemente, y las personas que traducen este tipo de textos deben estar en primera línea de batalla para no quedarse atrás. Eso sin contar con repasar los idiomas que ya conocemos y aprender nuevas lenguas. En muchas empresas la plantilla accede a cursos para actualizar sus conocimientos y ser más productivo y eficiente; los/as expertos/as en idiomas, sobre todo quienes trabajan de forma autónoma, buscan por su cuenta materias en las que especializarse.
Para aquellos/as que piensan que un/a traductor/a es una rata de biblioteca encerrada en su casa trabajando en pijama, podría decir que esa imagen ya está obsoleta. Mi consejo es que, si queréis zambulliros en este mar de lenguas, tened en mente que es una corriente constante y tienes que renovar el barco para no hundirte.