Me gustaría tratar esta semana sobre la variedad de encargos que puede recibir un/a traductor/a.
Desde que empecé con una traducción para uso personal de un libro de Reiki, he llevado a cabo pruebas de traducción de todo tipo de textos: artículos de moda, manuales de instrucciones, textos médicos y un largo etcétera; hasta me he atrevido, por cuestiones laborales, a traducir textos jurídicos de carácter comercial (no entraba en la competencia de los traductores jurados, cuyos trabajos requieren un certificado). De todo este abanico de pequeñas oportunidades, pude descubrir qué tipo de textos son mis puntos fuertes.
Por este motivo, animo a los/as iniciados/as en este mundo que no se cierren a aceptar un trabajo sólo porque no sea el 100% de la temática para la cual se han entrenado. Nunca se sabe qué depara la vida. Sobra decir que, en el caso de que veáis muy claro que seríais incapaces de traducir un texto, siempre podéis recomendar a un/a colega que sí pueda.