sábado, 24 de mayo de 2014

Un truco básico para el control de calidad: la lectura en voz alta

Como ya comenté en la entrada anterior, quiero dar a conocer un truco que siempre he utilizado en mis encargos: la lectura en voz alta.

Cuando estaba en la carrera, cogí esta costumbre para confirmar si el fruto de largas horas de trabajo resultaba "natural". Actualmente lo sigo usando y me es un paso indispensable para comprobar si el capítulo de la novela que estoy corrigiendo en cuestión tiene la calidad que busco. Al finalizar el texto completo, dejo un tiempo de reposo (suelen ser siete días por cuestión de tiempo, pero si no tenéis tiempo con 24 o 48 horas ya está bien) y, cuando retomo el trabajo, empiezo leyendo en voz alta. Si el texto está bien, la vista se desliza entre las líneas como un esquiador sobre la nieve; pero si encuentro una repetición, un signo mal colocado, una palabra mal escrita o cualquier cosa que me haga parar en seco, el esquiador se choca contra un árbol y, hasta que no se soluciona el problema, no continúa su recorrido hasta la línea de meta.

Es posible que sea un proceso largo y aburrido (sobre todo si el texto es interminable y el libro tiene muchos capítulos), pero es un sistema muy útil y ahorra el problema de que la persona encargada de la edición lo lea, haga las correcciones correspondientes y pierdas un cliente.

sábado, 17 de mayo de 2014

Un problema (de muchos) a la hora de corregir un texto: las repeticiones

Tras un tiempo desaparecida, quiero dedicar esta entrada a tratar sobre un obstáculo que los/as traductores/as y correctores/as tienen que sortear en cualquier encargo: las repeticiones de palabras.

En mi actual proyecto como correctora, me he encontrado con vocablos que se repiten una otra vez en la misma página, y tengo dos recursos que pueden ser de ayuda para quien esté en una situación similar a la mía. La idea más lógica es usar un sinónimo, pero también se corre el riesgo de recurrir a una analogía una y otra vez, lo que puede dar a entender de que se carece de un vocabulario extenso. Aparte de los sinónimos, un truco que tengo bajo la manga es acudir al diccionario monolingüe para leer la definición de la palabra que deseo sustituir y la aprovecho para ser creativa.

Como resultado de esto, me he impuesto una norma que he seguido a rajatabla y que me funciona: no dejar la misma voz más de una vez por página (se entiende que es una página de procesador de texto como Word u OpenOffice). De este modo, juego con dos o tres alternativas para la misma idea y, en el último repaso en voz alta al texto, la lectura fluye natural. Este tema lo trataré en otro apartado.

En resumidas cuentas, si estás atascado/a en un término porque no sabes cómo traducirlo sin repetir o te das cuenta de que tu cliente/a te ha pedido corregir un texto que es muy repetitivo, este par de opciones pueden sacarte del apuro.