Como ya comenté en la entrada anterior, quiero dar a conocer un truco que siempre he utilizado en mis encargos: la lectura en voz alta.
Cuando estaba en la carrera, cogí esta costumbre para confirmar si el fruto de largas horas de trabajo resultaba "natural". Actualmente lo sigo usando y me es un paso indispensable para comprobar si el capítulo de la novela que estoy corrigiendo en cuestión tiene la calidad que busco. Al finalizar el texto completo, dejo un tiempo de reposo (suelen ser siete días por cuestión de tiempo, pero si no tenéis tiempo con 24 o 48 horas ya está bien) y, cuando retomo el trabajo, empiezo leyendo en voz alta. Si el texto está bien, la vista se desliza entre las líneas como un esquiador sobre la nieve; pero si encuentro una repetición, un signo mal colocado, una palabra mal escrita o cualquier cosa que me haga parar en seco, el esquiador se choca contra un árbol y, hasta que no se soluciona el problema, no continúa su recorrido hasta la línea de meta.
Es posible que sea un proceso largo y aburrido (sobre todo si el texto es interminable y el libro tiene muchos capítulos), pero es un sistema muy útil y ahorra el problema de que la persona encargada de la edición lo lea, haga las correcciones correspondientes y pierdas un cliente.